Lina aún se encontraba incrédula y temerosa.
Tizoc tomó un atuendo de guerrero águila y comenzó a vestir
a Lina.
—Están locos si creen que voy a entrar ahí.
—Confía en mí. —le repetí a Lina, amarrándole sus tocados
de plumas.
—Virgen santísima. —rezaba mientras le colocábamos sus
plumas.
—Pareces más un pollito cabezón que un guerrero águila. —le
dije bromeando.
—Come caca. —dijo enojada y llorando.